Las diferentes realidades de las familias actuales hacen que las alternativas a la hora de disfrutar del tiempo libre familiar no sean las mismas que las de las familias de hace 15 años, y que no sean iguales que las de las familias del futuro.
La complicada, y a veces inexistente, conciliación de la vida familiar y laboral, la profesionalización de la vida estudiantil de la niñez y de la juventud, el desuso de la calle como espacio de juego, o la disminución del uso del entorno rural como punto de encuentro vacacional y familiar, son algunos de los factores que hacen que esta realidad sea diferente.
Por ello, uno de los retos del tiempo libre hoy es dar una respuesta a las familias en forma de ocio activo, creativo, sociable, divertido y sobretodo educativo.
Ocio activo. En el que todos los miembros de la familia participen, en el que los hijos e hijas puedan ser los protagonistas y responsables en su propio ocio, pero compartiendo ese tiempo con sus padres, de forma que pasen tiempo unidos como familia, conviviendo y generando objetivos comunes.
Ocio creativo. Debemos apostar por momentos atractivos, diferentes, innovadores y emprendedores, que llamen la atención a los más pequeños, y que sean novedad para los mayores, pero a su vez que potencien la creatividad y la imaginación en todos.
Ocio sociable. Los niños y niñas tienen que tener contacto con otros niños y niñas, reforzando su desarrollo y aprendizaje social y emocional. Y que sirva para los padres como tiempo para ver, para copiar, para crecer y para compartir con otras familias.
Ocio divertido. Lo que mantiene la diversión en un juego es seguir aprendiendo, vamos a aplicarlo en nuestro ocio familiar, que las familias se diviertan, se rían juntas, se relajen. Que aprendan a vivir en familia situaciones divertidas y alejadas de las obligaciones del día a día.
Ocio educativo. Educar a los niños y niñas a través del ocio, pero más importante aún, dotar de herramientas a las madres y padres en la educación de sus hijos. Los valores familiares, la convivencia, la formación y desarrollo de la personalidad de los hijos e hijas pueden ser reforzados en estos espacios temporales compartidos.