Disculpad por el título, ni mucho menos quiero poner en venta el tiempo libre educativo, todo lo contrario, lo que me gustaría es que lo pusiéramos en valor tal y como se merece. Tengo la impresión que nos da miedo contar lo que hacemos, que nos da vergüenza decir a qué nos dedicamos e incluso nos da apuro que se enteren los demás de cuál ha sido, es y está siendo nuestra labor en el ámbito del tiempo libre.
Lo siento, pero no lo comparto, y creo que ya es hora de compartir, difundir, exteriorizar, dar valor, informar y “twittear” nuestra labor en el ámbito del tiempo libre educativo. Nos están adelantando, miramos a un lado y vemos que el turismo activo vende mucho mejor que el tiempo libre actividades y dinámicas que venimos desarrollando desde hace décadas, miramos a otro lado y vemos cómo en los procesos de selección de personal de las empresas bajo el nombre de outdoor training, están utilizando herramientas y técnicas de trabajo en equipo que desarrollamos desde siempre en actividades y campamentos.
Nos despistamos un poco y vemos cómo el entorno empresarial está utilizando la gamificación, introduciéndola en sus procesos productivos para mejorar la motivación de los trabajadores, o que la educación formal incluye dentro del aula dinámicas que provienen directamente del tiempo libre educativo.
Definitivamente, algo estamos haciendo mal para no saber “vender”, entendido como empoderar o dar valor a todo lo que el tiempo libre educativo está dando directamente a nuestros niños y jóvenes, y principalmente, a la sociedad.
Con vender no quiero decir que nos volvamos locos, contratemos anuncios en medios de comunicación o nos dediquemos a repartir folletos por doquier, sólo quiero que pongamos en valor nuestra labor, que nos adaptemos a los tiempos que vivimos y utilicemos todas las herramientas que están a nuestro alcance.
Comunicar debe ser parte de nuestra tarea diaria y hacernos visibles debe ser un objetivo prioritario en los planes estratégicos de cada entidad. Dar valor a lo que hacemos, pero con calidad y con cabeza. Hemos de sentir la necesidad de comunicar lo que somos con la misma intensidad con la que hacemos realidad el tiempo libre educativo.